Albania

Albania, es un país situado en el sudeste de Europa. Se encuentra en el mar Adriático y Jónico dentro del mar Mediterráneo, y comparte fronteras terrestres con Montenegro al noroeste, con Kosovo al noreste, Macedonia del Norte al este, Grecia al sur. Albania es un país muy atractivo en cualquier época del año pero generalmente los meses de buen tiempo son – mayo, junio, julio, agosto y septiembre. Durante estos meses podrás disfrutar de un buen chapuzón en sus playas cristalinas y recorrer unas montañas ya accesibles tras el deshielo.

Eso sí, te aconsejo evitar en la medida de lo posible los meses de julio y agosto. Se trata de las fechas en la que todos los albaneses disfrutan de sus vacaciones y, al igual que sucede en España, los locales acuden en masa a disfrutar de las playas.

En el caso de salir de España las comunicaciones han mejorado mucho en los últimos años. Puedes encontrar rutas directas en avión, en mi caso volé con la aerolínea WizzAir que opera directamente desde Madrid a Tirana, su capital. Mis amigas y yo llegamos de madrugada y decidimos hospedarnos en un hotel justo al lado del aeropuerto de Tirana llamado Airport Garden Hotel ya que a la mañana siguiente recogíamos el coche de alquiler y poníamos rumbo a Theth situado al norte del país.

 

Theth es el pueblo de montaña más famoso de Albania. Esta pequeña población de los Alpes Albaneses está dentro del Parque Nacional del mismo nombre, bajo los montes Prokletije. Ubicado entre los picos de las montañas Shala, Theth está aislado y, en tiempos de nieve, prácticamente inaccesible. En el parque nacional de Theth hay muchas rutas en la naturaleza para disfrutar, y al menos dos días son necesarios para pasar una estancia agradable y sin prisas.

Antes de llegar al pueblo degustamos comida típica albanesa en un bonito restaurante llamado Buni i Bajraktarit con vistas a los Alpes. Nosotras estuvimos a finales de abril y las montañas todavía estaban nevadas, fue precioso ver todo el paisaje de alpes nevados mientras degustamos comida tradicional.

 

En Theth visitamos la Cascada de Grunas es una de las más espectaculares de Albania, con 30 metros de caída de las aguas que proceden del deshielo de las montañas. Ambas están hacia el sur del pueblo, y se pueden visitar en un mismo día. Nosotras nos alojamos en Kulla Pracja Theth, donde su huésped Aleksander nos informó sobre la cultura, gastronomía y la vida en aquel remoto lugar. Al día siguiente nos preparó un delicioso desayuno con vistas a las montañas nevadas, un lugar lleno de paz, súper tranquilo rodeado de montañas, caballos y naturaleza.

 

Nos esperaban cinco horas de camino aproximadamente hasta llegar a nuestro próximo destino: Berat, la ciudad de las mil ventanas. Durante el largo viaje paramos para almorzar en restaurante Vllaznia.

Berat está ubicada junto al río Osum, que rodea al valle central albanés por una avanzada de nivel. Sobre un alto estratégico se encuentra el castillo, que además de albergar una pequeña ciudad, posee varias iglesias y mezquitas. A su lado contrario está la plaza histórica del Gorica. Debajo del castillo las manzanas del Mangalem así como el centro de la ciudad, hoy en expansión. Berat posee tres cascos antiguos: Mangalem, Gorica y Kalaja y muchas mezquitas e iglesias. En 2008, la Unesco declaró el centro histórico de la ciudad Patrimonio de la Humanidad.

 

Al llegar por la tarde no nos dio tiempo a visitar el pueblo así que tan solo cenamos en Fish restaurant Si N’Det y nos hospedamos en Xhos Forest Guest House. A la mañana siguiente nos despertamos temprano y visitamos casi todos los lugares principales del pueblo, recorrimos sus calles de piedra, cruzamos el Puente de Gorica, visitamos el Barrio cristiano de Gorica, el Barrio musulmán de Mangalem, la Ciudadela de Berat, la Iglesia de la Santísima Trinidad, la Mezquita del Rey y la Catedral Ortodoxa de San Demetrio. Y comimos una selección de platos de gastronomía albanesa en Tradita et Beratit.

 

Tras dos días en Berat pusimos rumbo al sur del país, la primera parada fue Gjipe Beach, ubicada cerca del pueblo de Dukat. Está ubicada en un impresionante cañón y solo se puede acceder a ella por mar o a través de una caminata escénica desde el pueblo de Gjilek. La playa está rodeada de acantilados escarpados y se encuentra a orillas del mar Adriático, ofreciendo vistas panorámicas y una belleza natural excepcional. Aunque puede ser un poco difícil de alcanzar, la experiencia de visitar Gjipe Beach vale la pena por su entorno virgen y tranquilo.

 

De ahí nos dirigimos a Himare, una pequeña ciudad que cuenta con una rica historia que se remonta a la época iliria. A lo largo de los siglos, ha sido influenciada por diversas culturas, desde los romanos hasta los bizantinos y los venecianos. Durante la ocupación otomana, la ciudad se convirtió en un centro de resistencia, defendiendo su libertad y tierra. Tras la independencia de Albania en 1912. Ahí comimos en To Steki y luego nos dirigimos a Sarande donde cenamos en Piceri Limani y nos hospedamos en Hotel Eden Sarande.

Tras coger fuerzas en el desayuno del hotel nos dirigimos a Ksamil se encuentra al sur de Sarande, frente a la costa de Corfú. Su privilegiada posición, la belleza de sus playas, y el hecho de que el Parque Natural de Butrint está a menos de cinco kilómetros, hacen que sea uno de los destinos más codiciados de la Riviera Albanesa.

Desde ahí decidimos visitar el Blue Eye pero antes de llegar paramos de camino a comer en Taverna Sandri. El Blue Eye es el famoso manantial de agua dulce formado por un pequeño lago que se asemeja a una piscina con preciosa tonalidades verdes y azules. El «Ojo azul» es un fenómeno geológico, llamado así porque describe la sensación de estar observando un ojo humano, tiene una profundidad de 45 metros y el agua se encuentra a una temperatura aproximada entre los 10-13 grados.

Por la noche cenamos una selección de pastas en Pastaria y disfrutamos de unas cervezas albanesas en el paseo marítimo de Sarande.

Tras varios días por el sur del país nos pusimos rumbo a Tirana desde donde cogeríamos el vuelo de vuelta hacia Madrid. Como nos esperaban varias horas de carretera, paramos a comer Beer House, un restaurante con cervezas artesanales y una deliciosa comida a muy buen precio.

Tirana es una ciudad un tanto caótica, en la que el tráfico se agolpa en las calzadas formando atascos incesantes de coches donde los mercados callejeros se despliegan en las aceras y la llamada a la oración resuena desde sus escasas mezquitas. Allí visitamos la plaza Skanderbeg, llamada así en 1968 en honor del héroe nacional albanés Skanderbeg. En los tiempos de la monarquía albanesa, la plaza se componía de una serie de edificios que con el tiempo serían derribados durante el período comunista. El Antiguo Bazar de Tirana estaba en los terrenos del actual Palacio de la Cultura, mientras que donde estaba el antiguo edificio municipal ahora se encuentra el Museo Nacional de Historia. También visitamos la famosa Torre del Reloj, la Mezquita de Et’hem Bey y la Mezquita de Namazgja.

La cena fue en el restaurante Artigiano y después salimos de fiesta a la discoteca Magic Club situada en el próspero barrio de Blloku, donde pasamos una noche perfecta para poner punto y final a nuestro viaje alrededor de Albania.