Participación:
El día 23 de septiembre de 2022, se celebró Instituto Cervantes de Dublín con motivo del Culture Night, La noche de literatura hispano-irlandesa en el que tuve el placer de asistir como invitada junto a cuatro escritores de distintas nacionalidades. Además participé en un taller de cuentacuentos para niños irlandeses donde aprendimos algunas palabras en español y pintamos animales marinos.
Colaboración con el colegio Virgen del Mar de Cabo de Gata con la escritura de una carta personalizada a su director durante la navidad de 2022.
Reconocimiento:
Miembro del jurado del Concurso de Relatos Breves INICLE 2020. Instituto Nacional Irlandés para la Creatividad Literaria (Patrocinado por la Asociación de Hispanohablantes de Irlanda).
Participation at:
The Cervantes Institute in Dublin was held on the occasion of Culture Night, The night of Spanish-Irish literature, in which I had the pleasure of attending as a guest along with four writers of different nationalities on September 23rd 2022. Also I participated in a storytelling workshop for Irish children where we learned some Spanish words and painted sea animals.
Collaboration with Virgen del Mar School in Cabo de Gata involving the writing of a personalized letter to its director for Christmas 2022.
Recognition:
Jury member of the Short Story Competition INICLE 2020. Irish National Institute for Literary Creativity (Sponsored by the Association of Spanish Speakers of Ireland).
Festa
La plaza del pueblo estaba llena de gente, se respiraba un olor de algodón de azúcar en el aire y yo solo veía piernas a mi alrededor, largas piernas que caminaban hacia todas las direcciones buscando el mejor lugar para ver el desfile. Mi madre me dirigió con su mano hacia la orquesta. El sonido de panderetas y tambores penetró en mi diminuto cuerpo sacudiéndome los oídos. Minutos más tarde comenzaron a pasar carrozas de gigantes con caras de todos los colores, todos los tamaños, todas las formas.
Ojos tan brillantes como los de un buey.
Sonrisas burlonas.
Narices anchas y achatadas.
Mofletes grandes y sonrojados, de esos que quieres pellizcar.
Y empecé a sentir miedo.
—Ay mamá esto no me gusta –afirmé mientras apretaba su mano.
Y mi madre me miró y no hizo otra cosa nada más que reír.
—JAJAJAJAJA.
Fue una carcajada contagiosa, limpia, fuerte.
—Ríete niño que la risa asusta al miedo—dijo.
—La risa asusta al miedo —repitió.
Infancia perdida
Mientras la luz entra por la que se ha convertido en su jaula de cristal, ella piensa en la infancia que nunca tuvo. Jugar con otros niños no formó parte de su niñez, las que sí jugaron fueron sus ásperas manos sembrando habas en el campo, vareando olivos, y llevando cacharros de agua a todos los vecinos del pueblo. A mi abuela la etapa adulta le llegó muy pronto, sin darse cuenta que hoy día mira con ojos soñadores a esa niña que nunca fue.
Cálidos colores del Mediterráneo
Mi piel se quedaba pegada al sofá, ni el aire acondicionado podía aliviar el calor sofocante de aquel mes de agosto. Las paredes parecían derretirse y hasta los ojos de mi gato pedían auxilio por un poquito de agua.
Los rayos de sol se colaban por las rendijas de las persianas y mis párpados lentamente se cerraban. Fue entonces, en aquel estado entre la vigilia y el sueño, cuando recordé unas fotografías tomadas por una pareja de aventureros amigos de mi familia que llegaron a Cabo de Gata en los años 70 con una maravillosa idea: abrir un chiringuito frente al mar. Aquel lugar llegó a convertirse en el placer de muchos y en resacas de otros tantos.
Me di cuenta de que su alegría, alma, fiestas, libertad y amor de aquellos salados días se repiten en cada uno de mis veranos donde magia, fantasía y sueños parecen nacer cada segundo frente al mar.
Porque el pasado siempre está presente.
Y porque todos hemos tenido un verano que nos ha marcado la vida.
Piel húmeda
Pies mojados en la orilla posados sobre surcos de arena producidos por la fuerte la marea, grandes surcos parecidos a las arrugas de un elefante. Mientras su cabeza apoyaba mi hombro, sentimos el frío de aquellos últimos días de verano en un largo abrazo. Sin nada mas que hablar escuchamos al silencio que siempre fue testigo de esta manera de morir tan lenta, tan profunda. Ya nuestros labios no se encuentran, están perdidos entre pieles húmedas y palabras ahorcadas por el viento. Qué manera de morir tan lenta.
Ruido
Sus demonios me arrastraron hasta el mismísimo infierno, mi piel pedía a gritos auxilio pero en aquel inmenso vacío nadie pudo oír mi voz. Mi dolor se ahogaba en lágrimas, desesperado por encontrar una solución. Y en mitad de aquella tempestad, de aquel ruido ensordecedor, me sentí aliviada por unos segundos aferrándome a la belleza de la vida, pensando que el dolor moriría y yo volvería a renacer, en cualquier momento.
Vida
Aterricé en Irlanda por primera vez y no tenía la menor idea de cómo mi vida iba a cambiar. Esto es un trocito de lugares, sensaciones y momentos que he vivido en los últimos ochos años.
English:
Waning moon
Waning moon outside.
His bronzed body rested next to mine.
The beat of his heart could be felt in his sleeping neck, his skin stretched and contracted, time and again.
His heart beat in rhythm with the sound of the crickets on that summer night.
How beautiful it was to be the only witness to that fleeting moment.
Well, the moon and I.
The air smells of sugar
Jumping through the clouds
Taking steps like an astronaut.
Golden clouds, white, ivory,
with a soft texture,
like skin simmering slowly.
The air smells of sugar.
Flying over a sea of life,
an ocean of aimless clouds.
They brush against each other, they meet,
and from their dance, new ones are born.
Breath,
Breath,
I said.
Or Is It Desperation to Be Exciting?
I throw sparks into the air,
shout loud so they will hear,
dance in the light as if I’m burning,
but is it passion or just a trick?
I chase after every shadow,
searching for something to make me shine,
but when everything falls silent,
who am I without the need to impress?
If I go quiet, will I fade?
If I stop, will they still care?
Do I burn with true desire,
or just fear of going dark?
It Will Pass
The love, the joy, the restless fire,
the new that lifts, the dream, the desire.
It will pass, like seasons do.
Neon hues
I paint my words in neon hues,
laughter sharp, a spark that burns—
but is it fire, fierce and true,
or just a mask my heart unlearns?
I chase the echoes down the hall,
where voices dance, but do they stay?
Am I the storm before the fall,
or just a shadow in the fray?
Glimpse of us
The other day, someone told me you still talk about me.
Surprised, I wondered —do you still remember our late-night conversations,
the silent hours, your hand resting on my belly, our footsteps on a cold beach?
Everything now lingers as a distant, empty memory, miles away —where my skin once belonged to another body.
Tell the story of what we once were, but don’t get lost in the details. In case, one day, you look into her eyes and catch
a glimpse of us in her.
No more
No more
no waiting at the door
no cups left on the table
no hands reaching in the dark.
No more knowing
where you are,
what you dream,
if you wake up alone.
I won’t say your name
like a prayer
like a wound.
I won’t wonder
if you still remember
the sound of my voice
the weight of my hands
the color of my eyes.